sábado, 4 de enero de 2014

Sudáfrica despide a Mandela

Arrancó siendo un funeral más festivo que fúnebre, una celebración de la vida del primer presidente democrático de Sudáfrica, Nelson Mandela
, que si uno no hubiera sabido qué era hubiera pensado que se trataba de un concierto de música africana o un partido de fútbol en el que el equipo local acababa de ganar por goleada.
Terminó siendo un evento político rabiosamente actual cuyo impacto fue devastador para el presidente sudafricano, Jacob Zuma.
Cada vez que se hizo mención del nombre de Zuma, cada vez que apareció su rostro en una de las dos enormes pantallas a lo alto del estadio, la muchedumbre suspendió el júbilo y lanzó un abucheo ensordecedor. Fue una humillación colosal en un acto en el que estaban presentes más de cien jefes de Gobierno o Estado ——entre ellos el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro— y que fue presenciado en directo en televisión por todo el planeta. Fue un grito de protesta contra la corrupción y el amiguismo en el que se ha hundido el partido de Mandela, el Congreso Nacional Africano, que ahora dirige Zuma.

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